martes, 31 de marzo de 2009

Republicanos (Rojos)


En este mundo progre, hay cosas que dan "chapa", Uds. me entienden. Dan chapa haber sido partisano italiano, maqui francés, de la Orquesta Roja en Alemania, guerrillero con Fidel,como probablemente en Argentina en poco tiempo lo será si uno fue del ERP (Montoneros ya no es tan progre, el ejercicio del poder derechiza, no?). Pero nada dá más chapa, por lo menos en el progresismo hispanoparlante, que haber sido republicano en la guerra civil española. De la que tanto se habla y tan poco se sabe. O mejor dicho, de la que mucho se calla. Ser Republicano o ser hijo de o por lo menos haber simpatizado con dicha causa, le da al susodicho un aura de Democracia, Humanismo, Libertad, Fraternidad, Solidaridad, etc, aunque las víctimas de Paracuellos de Jarama y otros tanto hayan sufrido en carne propia su republicanismo. (Por ej. el cantante francés Manu Chao es referenciado generalmente como hijo de un republicano emigrado).

La revista Veintitrés pone en tapa un artículo sobre los argentinos que combatieron en la Guerra Civil Española (obvio, todos los voluntarios fueron Republicanos.)
Su propaganda televisiva habla de "Eran voluntarios comunistas, anarquistas y socialistas que cruzaron el océano para combatir al fascismo. Se convirtieron en héroes pero cuando volvieron a la Argentina fueron rechazados", haciendo referencia a que fueron Republicanos.

El progresismo hace generalmente repetición de ciertas frases que quedan grabadas en el inconsciente colectivo. Ser Republicano estaba bueno, los anarquistas, socialistas y comunistas eran republicanos, ergo ser de ellos está bueno. Parece un pavada pero así funciona, ¿se entiende?. Ahora la pregunta es: si la guerra la hubieran ganado los rojos, ¿qué hubiera sido de España? Cualquier cosa menos una república. José Stalin se hubiera reído una semana entera de solo haber escuchado una idea parecida a esta.

lunes, 30 de marzo de 2009

3 cosas


La jueza de la Corte Suprema de Justicia Doña Carmen Argibay, quien habitualmente nos alecciona sobre temas varios con su particular visión, al hablar sobre la "supuesta" inseguridad en la cual vivimos agrandadas por los medios de comunicación, nos dice que "primero tenemos que empezar a ver la cantidad de muertes evitables por falta de atención médica, de programas de salud, por falta de atención a la niñez".

En realidad, nos está diciendo 3 cosas:

1. Esto no es culpa de ella ni del Gobierno actual. Viene de lejos, allá atrás en el tiempo, de horribles dictaduras y gobiernos antipopulares, no les echemos la culpa a ellos.

2. Tampoco les pidamos que lo solucionen, en un largo camino que se debe recorrer, no les pidan milagros; bastante tienen con esos facciosos del campo.

3. Y fundamentalmente, si tenés plata (o sea casa, auto y laburo estable), de clase media-baja-baja para arriba, jodete y aguantá unos años. No se puede hacer todo al mismo tiempo (es decir, sueldos dignos y chorros en cana).

El Gobierno dice que la inseguridad es una SENSACION INFLADA POR LOS MEDIOS. No sabemos, entonces, para qué carajo gastan la plata de nuestros impuestos para financiar un PLAN CONTRA LA INSEGURIDAD.

Sí, nos vieron cara de boludos.

lunes, 23 de marzo de 2009

Preguntas tontas


por Denes Martos


¿Es tan difícil sentarse y diseñar un plan estratégico para la Argentina que prevea medidas contra la recesión, el desempleo y la desinversión? ¿Es tan difícil construir un ambiente de confianza entre gobernantes, productores, distribuidores, vendedores y consumidores? ¿Es tan difícil detectar, investigar y mandar presos a los corruptos? ¿Es tan difícil construir un Estado eficiente, orientado a objetivos concretos y metas claras, que recaude bien y que – sobre todo – gaste bien, sin ahorcar impositivamente a nadie y sin despilfarrar lo recaudado en estupideces y en arreglos inconfesables? ¿Es tan difícil hacer cumplir sencillamente la ley? ¿Es tan difícil redactar un cuerpo de normas jurídicas, severas pero coherentes y justas, que no tenga más agujeros que un colador y que sirva para algo más que para garantizarle buenos honorarios al gremio de los abogados? ¿Es tan difícil construir un sistema de justicia social en el cual el que trabaja pueda vivir decentemente y el que más y mejor trabaja pueda hasta vivir por encima del promedio? ¿Es tan difícil desarmar el negocio de la salud construyendo hospitales públicos bien equipados y eficientes? ¿Es tan difícil lograr un sistema educativo del cual los egresados no salgan creyendo que San Juan fue el tío de San Martín o que un kilómetro es un kilo de metros? ¿Es tan difícil aprovechar esta crisis financiera internacional para replantear todo el embrollo de nuestra deuda externa? ¿Es tan difícil dirigirse honesta y sinceramente a nuestra juventud y entusiasmarla con un buen proyecto y con cosas que realmente valen la pena en lugar de venderle escapismos que al final la terminan arruinando y hasta matando?

¿Es tan difícil construir un país?

No. Créanme. No es soplar y hacer botellas pero tampoco es tan difícil. Por supuesto, se hace bastante más difícil hacerlo en medio de la tormenta. Pero aún así, con un buen equipo de gente dotada de tan sólo dos dedos de frente y un buen par de atributos masculinos puestos dónde hay que ponerlos, no es – para nada – imposible.

Se hace imposible solamente cuando, en medio del berenjenal en el que estamos metidos, nuestros insignes politicastros, en lugar de ensayar aunque más no sea alguna respuesta al montón de preguntas tontas que acabo de hacer, se ponen a discutir el adelantamiento de unas elecciones que – adelantadas o atrasadas – no van a cambiar nada. Por lo que ahora, en lugar de soluciones concretas, lo que vamos a tener es una campaña electoral feroz.

El barco de la Argentina estaba en la tormenta y su dirigencia, en lugar de ordenar la nave y prepararla para capear el temporal, se puso a hacer olas.

Es como decía Goethe: “Contra la estupidez hasta los dioses luchan en vano”.

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