domingo, 13 de septiembre de 2009

Cabandié, agarremos los libros que no muerden...

Extraído de http://www.juancabandie.blogspot.com/

"En el día de ayer, presentamos ante el Consejo de la Magistratura una denuncia solicitando la remoción del camarista civil y comercial Eduardo Vocos Conesa, quien reivindicó a un dictador español en un obituario para el fallecido líder carapintada Mohamed Alí Seineldín (dado de baja y destituído el 2 de diciembre de 1993)."

Sin ir más lejos, vayamos a Wikipedia...

http://es.wikipedia.org/wiki/Miguel_Primo_de_Rivera
http://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Antonio_Primo_de_Rivera

El diario La Nación cometió el mismo error, por lo cual no estuviste solo en el disparate.

Juan Cabandié es Legislador Porteño del FPV y Secretario Nacional de la JP.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Mitos del Primer Mundo: Bomberos de New York

Visité las Torres Gemelas (digamos el World Trade Center) en abril de 2000. En Metro desde Midtown, emergimos frente a estos dos colosos, que impresionaban nada más que por su altura y, obviamente, por la excepcional vista que brindaban desde su terraza. No tengo otro recuerdó vívido de las Torres, solo el ruido del viento emergiendo por las aberturas de las puertas del ascensor, la arrogancia de su altura y la desnudez de sus líneas.

Volví al mismo lugar en octubre de 2005, 4 años después que las mismas (al igual que otros edificios del complejo) se derrumbaran luego de lo que se conoce como el atentado a las Torres Gemelas: dos aviones de línea secuestrados por supuestos terroristas, son desviados de sus recorridos originales y estrellados sobre las mismas. Quienes realmente piloteaban y quien realmente ordenaron la operación, serán eternos secreto, más allá de la historia oficial que ya les asignó nombres, y en algunos casos asesinó. Casi como JFK.

Tenía una reunión de negocios en un banco. Nos recibió, en un Hall presidido con una imponente bandera estadounidense que con sus decenas de metros nos llamaba la atención desde una pared, un ejecutivo del banco, quien nos acompañó hasta las oficinas donde la reunión sería llevada a cabo. Café de por medio, previamente nos contó que este edificio había sido recontruído casi por completo luego del 11 de septiembre de 2001. Claro, el inmenso vacío que observábamos detrás de la soberbia bandera, no era otra cosa que el World Trade Center, o lo que de él quedó.

Luego de la informal reunión que imaginábamos casi solemne, fuimos a ver las contiguas ruinas del WTC. Nada. Un gigantesco agujero de un par de manzanas de extensión, un mural detallando el proyecto de reconstrucción, una decena de turistas como nosotros mirando la nada y miles de neoyorkinos que pasaban sin prestar la más mínima atención.

Nos dirigimos hacia la zona llamada Midtown, donde estaba nuestro hotel, por una de las espaciosas avenidas que recorren Manhattan longitudinalmente, no recuerdo cual era pero por la manera en que se dirigía el tráfico (desde el Central Park) podría haber sido la 5ta. De pronto, el inconfundible ruido de sirenas hizo que desviáramos nuestra atención y viésemos pasar como una exhalación a nuestra izquierda a una autobomba. Los famosos bomberos de Nueva York. Detrás del camión, asomaba una bandera cuya inscripción e imágenes no recuerdo con precisión, pero recordaba la heróica actuación de los bomberos durante el 11 de septiembre de 2001. Y a partir de allí comencé a notar que en los negocios de regalos para turistas, los habituales recuerdos con inscripciones de la policía de Nueva York (no me imagino lo mismo en Buenos Aires) compartían ahora cartel con aquellos objetos haciendo referencia a los bomberos. El NYPD junto al FDNY. Y al poco tiempo después ví la progaganda de una película protagonizada por Nicolás Cage -en el papel de bombero- haciendo referencia a este hecho. Comienza a aparecer el mito del bombero neoyorkino en nuestras globalizadas mentes.

Y pensé. No demasiado porque al gustarme la historia los pensamientos no fueron fruto de largas elucubraciones, sino que me asaltaron.
¿Son más valientes, gloriosos o sacrificados estos bomberos neoyorkinos, a los cuales se les derrumbaron 2 edificios luego de un ataque sin armas, que los bomberos de Dresden, Hamburgo, Colonia, Londres, ¡Berlín, Hiroshima, Nagasaki!, cuyas ciudades fueron devastadas sistemáticamente, con las armas más letales conocidas en el momento, en algunos casos casi sin defensa y sin medios para responder a la emergencia, no ya al ataque en sí?

¿o será que las víctimas son más humanas?

Razonemos junto a ellos: la CNN, durante la semana de agosto del 2005, aniversario número 60 de las bombas de Hiroshima y Nagasaki, preguntaba a sus televidentes si las bombas atómicas arrojadas por los Estados Unidos sobre estas dos indefensas ciudades japonesas, ¡salvaron a los JAPONESES de sufrir más víctimas durante la guerra!. El tradicional argumento que las mismas salvaron a las tropas de EE.UU. de sufrir más víctimas, ahora era reconvertido.

Pareciera que sus víctimas son más humanas. También para algunos otros gobernantes, como el pusilánime ex-presidente argentino De La Rúa, quien durante su mandato -antes que huyera- armó una ceremonia religiosa ecuménica a los fines de homenaje a las víctimas del 11 de septiembre.

Pareciera que son más humanas. Porque para el estadounidense medio es más fácil ubicar en un mapa a New York que a Dresden o Berlín -en el caso que entienda que se trata de ciudades-.

Pareciera que son más humanas. Aunque sean mexicanos ilegales, ciudadanos post-mortem; o afroamericanos ahora casi personas luego de sus muertes.

Pareciera que son más humanas. Sabían que es un “home-run” y el “football” se juega con las manos.

Pareciera que son más humanas. Aunque a pocos de ellos, les importaban las torres, edificios, chozas, tiendas, simples, gemelas o mellizas que sus aviones destruyen cotidianamente.

Que dificil sentir lástima por las víctimas de WTC. Y por sus bomberos.

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